Hoy aparece en varios medios de comunicación la siguiente noticia “Expertos señalan que hay que crear políticas de envejecimiento activo distintas a las que existían antes de la crisis”.
El titular es bueno y esperanzador, aunque si seguimos leyendo en la noticia ya la cosa no es tan esperanzadora.
La misma nos habla de que Joan Subirats, del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de numerosas publicaciones de grandísima calidad y del capítulo 2 del Libro blanco de envejecimiento activo del gobierno español, ha declarado hoy mismo en un acto que “reforzar la participación de las personas mayores en el proceso de elaboración y ejecución de políticas públicas”.
Por su parte, el director del Área de Acción Social de Obra Social de La Caixa, Josep Ollé ha declarado que es «importante promover la investigación científica que fomente la autonomía, el desarrollo personal y la calidad de vida».
Tras la lectura de varios artículos sobre este asunto me viene a la cabeza varias reflexiones que durante algún tiempo conviven en mi cabeza.
Por un lado y empezando desde el propio titular de la noticia, mi reafirmación en que hacen falta políticas de envejecimiento activo. No solo nuevas, que también, sino profundizar en las ya existentes.
Desde que hace ya 31 años las Naciones Unidas enunciaran el concepto de envejecimiento activo, las políticas que debieran hacer frente a las consecuencias que produce el inevitable envejecimiento de la población –en España, en Europa y en todos los países del mundo- han ido a cámara lenta. Ahora, cuando el fenómeno comienza a arreciar con fuerza, y más que lo hará en las próximas décadas, las políticas que habrían debido de ser proactivas para corregir los desajustes que produce el envejecimiento de la población se convierten en políticas paliativas y cortoplacistas.
Ayer, por primera vez en tiempo, le escuchaba a un política estatal decir una frase inteligente (supongo por ello que fruto del azar) cuando decía que lo importante no es solo lo que se está haciendo y lo que se hará, sino ¿Cómo queremos que sea la sociedad cuando salgamos de la crisis?
Esta es la pregunta clave. En las conversaciones de barra de bar, suelo explicar a mis compañeros mi punto de vista de la siguiente manera. Imagínate que inicias un viaje en tu coche y ese viaje comienza en un frondoso bosque con diversos ecosistemas de sol, sombra, lluvia, etc… En un momento determinado entras en un túnel sin iluminación y no puedes dar todas las luces porque no hiciste la revisión del coche y las luces solo te funcionan en modo “luces de posición”.
Tu máxima preocupación es la distancia corta, no darte con las paredes (la crisis). Y por fin, un día vas viendo la salida del túnel. Una tenue luz que cada vez se acerca más y más. Al salir el paisaje ha cambiado por completo. El frondoso bosque de varios ecosistemas se ha convertido en un arbolado de cada vez menor número de árboles y que se empiezan a secar a velocidad de vértigo.
Y te preguntas ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el bosque frondoso de cuando entramos al túnel?
Un acompañante de tu vehículo te dice: “Estabas tan preocupado de no chocar con las paredes del túnel que no has sido capaz de ir viendo en la tenue oscuridad que las propias paredes del mismo iban cambiando a medida que avanzábamos”.
Creemos saber que saldremos de la crisis. Pero también sabemos que la sociedad está cambiando demográficamente a pasos agigantados. Y esto traerá un escenario muy diferente al que hemos conocido.
No podemos hacer frente a lo que llamamos tercera edad con el concepto tercera edad que tenemos actualmente. La tercera edad de hace 20 años ni se imaginaba que la tercera edad de hoy sería como lo es.
Pero lo que no se dan cuenta quienes hoy tienen la responsabilidad de gobernar, que están poniendo los cimientos de lo que será la legislación que les administrará a ellos en su tercera edad.
La clase política en general no ha entendido a día de hoy que significa el envejecimiento activo. No ha entendido que disfrutamos hoy de un privilegio que no existía hace poco y que tenemos la obligación de gestionar este privilegio lo mejor posible.
Así pues en los próximos años debemos de convivir con la necesidad de tener lentejas para poder comer todos pero también con la necesidad de sentar las bases del modelo social que queremos para los próximos 40 años.
Quien siga creyendo que el envejecimiento activo son las políticas que habitualmente enmarcamos en los departamentos de Bienestar Social, Acción Social o Políticas Sociales, es que no ha entendido el verdadero sentido del Envejecimiento Activo.
Todos tenemos nuestra responsabilidad pero no pretendamos enderezar el tronco del árbol por su parte más cercana a la raíz porque será muy difícil el esfuerzo. Si enderezamos por la punta, aunque quede torcido por el centro, lo habremos enderezado para el futuro.
Personal político, altura de miras.
Personal científico, investigación hasta llegar a su aplicabilidad.
Personas mayores, “todo para los mayores pero con los mayores”; pero con una visión de servicio a la comunidad, de participación en comunidad no encerrados en el hogar de jubilados.
Las personas mayores dependientes no son lo mismo que las válidas, pero son personas, seres humanos y también tienen derecho al envejecimiento activo.
Pero ojo, entre las personas mayores válidas, también se está iniciando una dura pugna en modelos de envejecimiento: frente al modelo tradicional de los hogares de jubilados, el modelo que no quiere saber nada de esto.
Los nuevos jubilados ya no se identifican con el viejo modelo hasta que llegan a los 75 o más años. Por tanto también en este periodo de la jubilación comienza a haber etapas internas.
No nos hagamos trampas en el solitario y sobre todo no nos dejemos engatusar por los cantos de sirena de la clase política. El Estado de Bienestar se basa en la educación, la sanidad y las pensiones. El resto habrá que pactarlo nuevamente con nuevas reglas. Pero estas tres cuestiones no solo hay que exigirlas, sino que habrá que luchar por ellas con uñas y dientes.
La oportunidad de incorporar los servicios sociales como cuarto pilar del Estado de Bienestar ya tuvo su oportunidad de debate cuando se discutió la Ley para la promoción de la autonomía personal y la atención a la dependencia y casi todos los agentes, políticos y sociales, decidieron que con ese modelo de ley no se le otorgaba rango de pilar en el Estado de Bienestar. Quizás más adelante tenga que volver a debatirse pero será ya para la siguiente generación.
Señores y señoras políticos, recuerden que todavía estamos en el túnel y vamos con luces de posición en lo que a políticas de envejecimiento activo se refiere.
Cuanto más tardemos en decidir cómo queremos que sea la sociedad de las próximas décadas menos margen de maniobra tendremos, porque la demografía es una ola que viene con demasiada fuerza para controlarla.
Recuerda. Los cuatro pilares del envejecimiento activo son la Salud, la participación, la Seguridad y el Aprendizaje a lo largo de la vida. De lo que haces tú en cualquiera de los planos de tu vida ¿Cómo puedes contribuir a mejorar cualquiera de estas cuatro cuestiones?
¡Animo, que merece la pena!
«Expertos señalan que hay que crear políticas de envejecimiento activo distintas a las que existían antes de la crisis» Europapress.es
«Expertos señalan que hay que crear políticas de envejecimiento activo distintas a las que existían antes de la crisis«. Lavozlibre.com